Rehabilitación protésica inmediata con implantes cigomáticos y convencionales en paciente con edentulismo total maxilar superior

El aumento general de la esperanza de vida de la población, se traduce, entre otras cosas, en un mayor número de rehabilitaciones de las funciones del sistema estomatognático (SE). Los pacientes con edentulismo total maxilar de larga evolución presentan severas reabsorciones óseas, lo que imposibilita la inserción de implantes dentales convencionales, siendo necesario recurrir a técnicas quirúrgicas más complejas, como la realización de injertos óseos y/o la elevación de la membrana sinusal. Cuando se reabsorbe un maxilar edéntulo, el área de retención se vuelve más estrecha y más corta, ya que la superficie anterior se mueve superior y dorsalmente, creando una forma de hueso alveolar similar a la hoja de un cuchillo. La reabsorción del maxilar edéntulo determina una pérdida progresiva de la altura del hueso, lo que reduce el volumen de hueso disponible para la colocación del dispositivo y disminuye la calidad del hueso, aumentando el riesgo de fallo del implante. Para facilitar la rehabilitación del SE del paciente, disminuir la morbilidad y simplificar el proceso quirúrgico, podemos recurrir a los implantes cigomáticos colocados en estos arbotantes anatómicos.

El implante cigomático nació buscando un anclaje óseo suficiente para pacientes que habían sido sometidos a resecciones maxilares superiores y que lograran con ellos una retención adecuada de la prótesis dental. Sin embargo, esta técnica se aplicó posteriormente a pacientes con atrofia maxilar severa y a aquellos que no quisieron someterse a otras opciones de tratamiento por condiciones sistémicas, financieras o psicológicas. Introducidos inicialmente por Brånemark en 1988, los implantes cigomáticos deben su éxito al volumen óseo del hueso malar, independiente de la condición dental (Kahnberg et al. 2007). Esta técnica específica se diferencia de las técnicas de implantología tradicionales en muchos aspectos: planificación del tratamiento, técnica de inserción o incluso postoperatorio. Sus principales ventajas son el menor tiempo quirúrgico, rapidez de rehabilitación, evitar tanto la necesidad de grandes injertos como aumentar los costes finales que traerían consigo intervenciones de otro tipo.

Todo lo anteriormente expuesto logra el objetivo de simplificar el tratamiento de estos pacientes con maxilares severamente atróficos.